Siete familias de Sant Cugat del Vallés han conseguido reducir la huella de carbono en un 13% de media en sus hogares, durante tres meses, después de aplicar cambios de hábitos y haber transformado su estilo de vida hacia un modelo más sostenible con menor impacto ambiental.
Esto ha ocurrido dentro del marco del proyecto europeo Sustainable Lifestyles Acclerator (SLA), en el que participa la Universitat Politècnica de Catalunya – BarcelonaTech (UPC) a través del Living Lab LOW3 de la Escuela de Arquitectura del Vallès (ETSAV), junto con otros seis socios internacionales: el Wuppertal Institut, de Alemania, y D-Mat, de Finlandia -ambos coordinadores del proyecto-; el Metropolitan University College Copenhagen, de Dinamarca; el Indraprastha Institute of Information Technology, de la India; Design your action, de México, y Future.camp, de Suiza.
La participación de la UPC en el proyecto, que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Sant Cugat, está dirigida por Torsten Masseck, profesor de la ETSAV e investigador del Departamento de Tecnología de la Arquitectura.
Las reducciones de las familias han oscilado entre un 6% y un 19% individualmente, muy cerca de la estimación del 20% que se había hecho desde Finlandia, donde se empezó el proyecto Sustainable Lifestyles Accelerator. Según Torsten Masseck, la reducción del 13% de media de la huella de carbono «es todo un éxito, considerando que era un experimento muy corto, de dos o tres meses, y que se ha conseguido mediante un cambio de comportamiento, y no con grandes cambios, como pueden ser la compra de un coche eléctrico o con paneles solares fotovoltaicos». El LOW3 Living Lab de la ETSAV ha sido un protagonista más del proyecto al ser una plataforma idónea tanto para la docencia como para la investigación sobre arquitectura y estilos de vida sostenibles.
La huella de carbono de cada familia y de cada persona se puede calcular a través de cinco aspectos: la alimentación, el consumo o compras, el hogar, el transporte diario y actividades de tiempo libre como por ejemplo las vacaciones. La reducción de las familias se ha producido en estos aspectos muy concretos de la vida diaria. El cambio de hábitos en la alimentación -como comprar menos carne y consumir productos de proximidad- ha significado una reducción de un 35% en esta categoría respecto al consumo anterior al proyecto; en el de compras (purchase), la reducción ha sido del 40% gracias a la adquisición de bienes de segunda mano o la reparación de elementos estropeados en las propias casas en vez de comprar otros nuevos. En cuanto a cambios de prácticas dentro del hogar (housing), solo ajustando la calefacción y climatización se ha llegado a una reducción del 9%, mientras que, en el ámbito de la movilidad diaria, se ha reducido en un 17%. Los cambios en actividades de tiempo libre han tenido leves reducciones (menos de un 3%), por la corta duración del experimento de tan solo dos o tres meses.
Para Torsten Masseck, estas cifras demuestran que «hay un potencial muy grande en la reducción de nuestra huella de carbono a través de nuestras decisiones; de cómo vivimos, cómo nos movemos, qué comemos y qué consumimos. Esto no quiere decir que la responsabilidad última del cambio de nuestra sociedad esté exclusivamente en manos del ciudadano individual, pero somos claves en un proceso de transición de nuestra sociedad hacia una sociedad más sostenible. El Sustainable Lifestyles Accelerator, subraya el investigador,»pretende ser una herramienta que nos empodere para que podamos evaluar y modificar nuestros estilos de vida como personas individuales, pero también como familias, vecinos, o colectivos de cualquier índole. Se trata de incentivar y acelerar este cambio necesario».
Las familias, como objetivo del proyecto, diseñaron su ‘Roadmap 2030‘, una hoja de ruta personal que con la implementación de un catálogo de cambios permitiría que las emisiones llegaran hasta un máximo de tres toneladas por persona hasta el año 2030. Un gran reto si se considera que la huella media actual ronda las diez toneladas en España. «Sin embargo, para conseguir el objetivo de los acuerdos de París de limitar la subida del calentamiento global a 1,5º C a finales de siglo, las emisiones por persona deberían ser de una tonelada por persona en 2050. ¡No tenemos tiempo que perder!», indica Torsten Masseck.
Al finalizar el proyecto en Sant Cugat, las familias se han mostrado muy satisfechas con el proceso y las reducciones conseguidas, ya que, «por primera vez», según manifestaron, «se nos han dado herramientas detalladas y conocimientos para alcanzar los resultados. El proyecto entrará ahora en una segunda fase donde se buscará la participación de 500 familias por país utilizando una innovadora plataforma online de cálculo».